El abuso de alcohol y drogas en personas que trabajan es un problema que se ha multiplicado de forma considerable en los últimos treinta años. Sabemos, por ejemplo, que el alcoholismo se presenta en el 10% de la población adulta general, y los empleados no son una excepción.
En el caso de las drogas ilícitas no se conoce el porcentaje de la población laboral que abusa, pues generalmente tiene un carácter clandestino. Sí se sabe que el 40% de los pacientes de edad adulta que consultan por problemas de abuso de drogas ilícitas en Venezuela están empleados para el momento de pedir ayuda. Se calcula que cerca del 5% del total de los empleados de una empresa consumen o abusan de drogas ilícitas.
Las consecuencias derivadas del consumo de drogas por los empleados pueden ser múltiples y en ocasiones comprometer los objetivos esenciales de la empresa (imaginen a un piloto de aviación).
Las personas que consumen drogas y trabajan, no solo ponen en riesgo su salud, sino su vida, la de sus compañeros, y hasta la de los clientes (piensen en un médico). Se afecta la productividad laboral, hay riesgos de accidentes de trabajo, ausentismo frecuente, y pueden estar involucrados en tráfico de drogas en la empresa, o en hurtos, daños a materiales y equipos derivados del consumo.
Roger Smith ex-presidente de General Motors declaró en una oportunidad que el consumo de drogas le costo a GM más de 1000 millones de dólares en un año en los Estados Unidos. La conciencia de los inconvenientes que trae este tipo de problemas en la empresa ha provocado que en ese país las grandes corporaciones hayan desarrollado políticas y normas contra el abuso de drogas, programas de concientización, educación y prevención, programas de detección de drogas con pruebas toxicológicas y también hayan ofrecido facilidades de tratamiento y rehabilitación a los empleados con problemas.
Cuando una organización decide implementar un programa de prevención integral del consumo de drogas, los efectos pueden ser medidos y los beneficios múltiples. Por ejemplo, la Marina de los Estados Unidos durante la década de los ochenta logró reducir del 48% al 4% el consumo de drogas entre los marinos gracias a la implantación de un programa amplio de detección y prevención del consumo de drogas.
Es importante subrayar que los costos de este tipo de programas comparados con los gastos de salud derivados de este problema son ínfimos.
En estudios económicos serios que se han realizado en  empresas que implementan programas de este tipo se ha determinado que en la relación costo/beneficio demuestra que esto más que un gasto es una inversión o cuando menos prevención de pérdidas (accidentes, daños de equipos, lesiones de personas, etc.). Resulta una inversión rentable destinar recursos a este problema pues puede evitar pérdidas de diversa índole.

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