miércoles, 18 de agosto de 2010

Serios problemas con el alcoholismo en la Provincia (HOY)

El flagelo que jaquea a la juventud
La tragedia de un joven que murió de un disparo accidental, durante una "previa", puso nuevamente en el centro de la escena el flagelo del alcoholismo, que cada vez afecta a más jóvenes. Especialistas consultados por Hoy aseguran que La Plata es una ciudad de "alto consumo".



Lo último que se acuerda Nicolás (17) del fin de semana es que se tomó el micro en el centro de La Plata, con rumbo a su casa, en barrio Norte. “Tenía que viajar unas pocas cuadras, pero me terminé durmiendo y me desperté en la terminal, estaba perdido”, afirma. Y agrega: “Con los chicos comenzamos la previa bien temprano, en la casa de algunos de nosotros, antes de entrar al boliche donde la bebida es muy cara. Llegamos al boliche bastante colocados”, afirma el joven, entre risas.
El caso de Nicolás no es un caso aislado. Se repite por miles en la Argentina, principalmente en la provincia de Buenos Aires. Y nuestra ciudad no es la excepción. “La Plata es una ciudad de alto consumo, entre jóvenes y menores”, le dijo a este diario Ana María Girardelli, jefa del servicio de Toxicología que tiene sede en el Hospital de Niños Sor María Ludovica (ver página 7).
Un reciente estudio, realizado por la Secretaría de Programación para la Prevención de Adicciones y Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar), va en el mismo sentido que lo planteado por los profesionales del Hospital de Niños. Concretamente, el informe destaca que el 46% de los 82.489 alumnos de entre 13 y 17 años encuestados de todo el país manifestó haber tomado alguna bebida alcohólica y, de ese porcentaje, el 60% lo hizo en forma abusiva. Se trata del cuarto relevamiento nacional realizado por el Sedronar a estudiantes de enseñanza media, efectuado a fines del año pasado.
Este flagelo, muchas veces, termina en tragedia, como ocurrió el fin de semana pasado, cuando un joven, durante una “previa”, terminó muerto luego de haberse disparado accidentalmente mientras manipulaba un arma junto a un grupo de amigos.
En diálogo con Hoy, la titular de la Subsecretaría de Atención a las Adicciones de la Provincia de Buenos Aires, Gabriela Torres, afirmó que esta situación no es sólo responsabilidad de los padres, “sino también de la red social en la que se encuentran inmersos los jóvenes”.
“Los adultos dejan que los jóvenes decidan adónde ir y qué consumir. Eso es un problema. El hecho ocurrido en Vicente López genera una alarma en la sociedad, pero antes tuvo que haber muchas otras alarmas que no supimos ver. El alcoholismo en los adolescentes no afecta sólo a los sectores más pobres. El problema es de todas las clases. La falta de un proyecto de vida en los jóvenes hoy no es un problema de clase”, explicó la funcionaria.
El año pasado, ante el impacto que estaba teniendo este flagelo, el gobernador Daniel Scioli impulsó una ley mediante la cual se dispuso la reducción del horario de funcionamiento de los boliches. “La ley fue sólo el principio: lo que hace falta es un cambio cultural. Y esto no se logra en lo inmediato. Por ahora somos los malos para muchos chicos, porque estamos en contra del alcohol, y muchos nos silban cuando hacemos los operativos en los boliches”, concluyó la funcionaria bonaerense.
“Los chicos viven buscando límites”
Lo sostuvo el director del Albert Thomas, Jorge Mattia. Dijo que a la juventud hay que ayudarla.Con 49 años en la docencia, el director del Albert Thomas, Jorge Mattia, es todo un conocedor de las costumbres de una juventud a la que considera “maravillosa”, pero que “necesita límites”.
Consultado sobre la ingesta de bebidas alcohólicas, el profesor sostuvo que “muchas veces, cuando se juntan entre ellos, los chicos adoptan conductas que no son las que acostumbran, y comienzan a buscar elementos que les quiten la inhibición”, como acaso sucede en las “previas” de los boliches.
“A veces pareciera que no les asignan importancia a cuestiones fundamentales o que todo les da igual, pero cuando tienen un objetivo el panorama comienza a aclararse”, dijo, y agregó: “Acá colaboran con la escuela y da gusto verlos trabajar”.
Sostuvo que “muchas veces el problema radica en que los padres están sobrepasados de tareas y no tienen el tiempo suficiente para compartir con sus hijos. Eso es complicado, porque los chicos viven buscando límites, y cuando no los encuentran viene el desborde”.
Dijo que “la ausencia de referentes hizo que se fueran perdiendo valores”, e insistió: “La juventud es maravillosa, pero hay que ayudarla”.
“Cuadros que adquieren cada vez mayor gravedad”
“Tenemos cada vez cuadros de mayor gravedad en chicos de edad cada vez menor”, afirmó el doctor Carlos Damin, jefe de Toxicología del hospital Fernández de Capital Federal. Y agregó que el problema fundamental es que los chicos no sólo toman alcohol, sino que lo asocian con otras sustancias. El año pasado, en ese nosocomio se recibieron 400 consultas de menores de 20 años por cuadros graves de intoxicaciones. En 2008, fueron 108 las consultas.
“Tanto la Iglesia como las familias deben ayudar”
“Hay modas y costumbres que no les hacen bien a los jóvenes”, dijo el padre de la parroquia San Cayetano de La Plata, Ricardo Solá, y agregó que “tanto la Iglesia como las familias deben ayudar a que tomen conciencia”.
Consultado por Hoy sobre el caso de la adolescente que entró en coma por la ingesta de bebidas alcohólicas -en Vicente López-, agregó: “Como parte de la comunidad, la Iglesia debe acompañar, como lo viene haciendo con sus grupos pastorales”.
En ese sentido, subrayó la necesidad de que “se tome conciencia de que muchas veces las cosas que se hacen, aunque parezcan buenas, no lo son”, y dijo: “Creo que es importante establecer límites, y la Iglesia tiene una tarea primordial en esta época”.
El sacerdote está convencido de que “ante estos hechos de alcoholismo en los jóvenes y adolescentes, la Iglesia debe ayudar a educar”, para que sus actitudes no los coloquen en situaciones de riesgo.
“Seremos implacables con los que vendan alcohol”
El ministro de Desarrollo Social bonaerense, Baldomero Alvarez de Olivera, aseguró ayer que será “implacable” con los que vendan alcohol a menores de edad.
“No podemos permitir que haya inescrupulosos que pongan en riesgo la salud de nuestros jóvenes con el único beneficio de ganar más dinero”, sostuvo el ministro bonaerense, que advirtió que continuarán las sanciones a los comerciantes que vendan alcohol a menores o que no respeten las leyes de Nocturnidad.
Alvarez de Olivera se refirió así a los operativos que se realizan todos los fines de semana para controlar el cumplimiento de las leyes de Nocturnidad que establecieron límites en los horarios de funcionamiento de locales bailables y en la venta de bebidas alcohólicas, aunque también apeló a la responsabilidad de los padres para evitar los excesos en los jóvenes.
“Las leyes constituyen un instrumento que aporta el Estado para limitar los excesos durante la noche, pero no existe ninguna posibilidad de cambiar ningún hábito si la sociedad toda, y fundamentalmente los padres, no se comprometen para que los jóvenes entiendan que es bueno divertirse, pero hay que tener cuidado con los excesos”, advirtió.
La “jarra loca”: una moda muy peligrosa
Uno de los hábitos más letales que tienen muchos jóvenes es la denominada “jarra loca”. Se trata de una mezcla de bebidas y psicofármacos, que se puso de moda en Tucumán y es altamente peligrosa. Severos cuadros tóxicos responden a una causa común: el “desafío” de beber alcohol mezclado con lo que en la jerga juvenil se reconoce como “las pastillas del abuelo”, identificación recibida por los medicamentos que pueden ser recolectados de una casa para ser destinados a aquel fin.
El amplio vademécum domiciliario que impensadamente puede terminar disuelto en bebidas alcohólicas, más la irresponsable utilización de hipoglucémicos, conforma hoy el costado más agudo de la amenaza ante la cual tientan suerte chicas y chicos en la “previa”, dentro los boliches o en los “afters”. Esta “jarra” suele causar depresión sensorial por el alcohol que se combina con los síntomas de cada fármaco consumido por el paciente, que por lo general queda entre 48 y 72 horas internado.

Fuente: http://www.diariohoy.net/accion-verNota-id-98939-titulo-El_flagelo_que_jaquea_a_la_juventud

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