domingo, 22 de agosto de 2010

Adicciones femeninas: más consumo de fármacos y alcohol


Adicciones femeninas: más consumo de fármacos y alcohol


Al incremento del tabaquismo ahora se suma el consumo excesivo de alcohol y psicofármacos, que puede verse inclusive en las adolescentes.
El ingreso de las mujeres al mundo masculino dispararon algunos cambios en las conductas femeninas. Al incremento del tabaquismo ahora se suma el consumo excesivo de alcohol y psicofármacos, que puede verse inclusive en las adolescentes. ¿Cuáles son los factores que predisponen esta conducta?, ¿se trata únicamente de situaciones generadas por el tipo de vida o tienen más que ver con características personales?
   El doctor Eduardo Kalina, médico psiquiatra, admitió el aumento de mujeres en el mundo de las adicciones. "Si bien la igualdad a nivel social es algo por lo que todos peleamos, lo cierto es que desde el punto de vista biológico eso no es tal porque la mujer al estar preparada para dar vida tiene ciertas particularidades como una menor cantidad de agua en el organismo, una menor contextura y musculatura, lo que favorece la concentración de tóxicos y las alteraciones que se producen al nivel hormonal", dice.
   Lo que antes tendía a esconderse, ahora se muestra frente a la necesidad de contar con ayuda médica. Hace algunos años se creía que una internación por adicciones en una mujer era algo devastador que cambiaría definitivamente a la persona. Hoy eso ya no es tan así. No obstante, todavía falta avanzar en ciertos aspectos, ya que en muchos cuadros el tiempo de evolución del problema asciende a no menos de 10 años. "Si bien todavía no estamos equiparados ambos sexos en cuanto al nivel de consulta, vamos camino a eso", admite Kalina.
   Mientras que para los hombres es más frecuente acercarse solos a la consulta, las mujeres suelen hacerlo acompañadas. En muchos casos son las hermanas, los padres, las amigas e inclusive una cuñada, aunque también cada vez es más frecuente que el marido o la pareja también se presente a la consulta. "Esto es muy importante porque la presencia de un familiar directo legitima el pedido de ayuda, sobre todo si se tiene en cuenta que tal vez esa persona arrastra ciertos conflictos familiares o cuestiones personales antiguas que pueden estar repercutiendo en su situación actual", agrega el médico.
Rol de la familia
Por su parte, la doctora Carolina Bergoglio, responsable del programa de desintoxicación psicofísica de Sanatorio Diquecito, asegura que las sustancias más consumidas por las mujeres internadas en la institución son principalmente el alcohol y, en segundo término, los psicofármacos. Si bien esta tendencia no ha sido reflejada aún en estadísticas oficiales, dice, la experiencia en el sanatorio da cuenta de una cuasi equiparación en la cantidad de consultas realizadas por hombres y mujeres en busca de tratamiento. "Esto no significa que las cifras de consumo femenino se hayan incrementado, pero sí es evidente el aumento en la cantidad de mujeres o sus familiares que a diario se ponen en contacto con instituciones médicas en busca de ayuda profesional para abandonar su adicción, cosa que antes no hacían". Generalmente antes la familia optaba por tapar las problemáticas que afectaban a la mujer del hogar, pensando que las mismas podrían resolverse por otras vías, en cambio ahora el círculo familiar opta por acudir a tratamientos con profesionales especializados que las puedan afrontar.
   A la hora de dar el paso hacia el tratamiento, es muy probable que el hombre se acerque en soledad al consultorio médico, en cambio las mujeres rara vez vienen solas. "En la primera entrevista la mujer generalmente se presenta derrotada; entiende que al estar buscando tratamiento a su adicción ya ha perdido la batalla. Y anque intente justificar o minimizar la gravedad de su situación, reconoce que la problemática existe. El hombre, en cambio, lucha por retirarse del consultorio con otro diagnóstico más positivo. Para la mujer la primera consulta es angustiante, son frecuentes los episodios de llanto y los sentimientos de culpa", afirma Bergoglio.
   Es común que las mujeres tengan fuertes conflictos con sus hijos a causa de su adicción, aunque no así con sus maridos. Muchas veces el cónyuge intenta ser más contenedor mientras que los hijos arremeten contra sus madres, cuestionando la actitud tolerante de su progenitor.
   Al respecto Bergoglio cuenta que en general las mujeres llegan en busca de ayuda con un trasfondo de historias personales complicadas a lo largo de la vida, que las han llevado a vivir momentos tristes, angustiantes y problemáticos sobre todo relacionados con su relación parental (padres o madres alcohólicas o abusadores). "La mujer viene arrastrando estas historias, y en determinado momento inciden en la búsqueda de sustancias tales como el alcohol, ya no desde un punto de vista social sino orientado a sus efectos ansiolíticos o desinhibidores. El alcohol, que hasta ese momento se había consumido en forma controlada y social, pasa a consumirse de manera solitaria y descontrolada, aliviando pasajeramente ciertas vivencias, instalándose lenta y silenciosamente la adicción".
   Entre los 40 y los 55 años la situación se agrava a nivel familiar, ya que es cuando se hace más manifiesta para los hijos. Mientras los hijos son pequeños, las conductas anormales pueden pasar más desapercibidas, lo que minimiza la situación. Pero cuando crecen y comienzan a ver la realidad, se torna más compleja e incontenible, y los hijos comienzan a presionar. Otro momento complicado que la puede desatar es la ida de los hijos del hogar. "La soledad es un tema difícil de afrontar y resolver para hombres y mujeres, actuando como un disparador del consumo".


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