viernes, 16 de julio de 2010

«El sufrimiento no nos hace más fuertes, sino la lucha para no sufrir» Luis Rojas Marcos


Luis Rojas Marcos
«El sufrimiento no nos hace más fuertes, sino la lucha para no sufrir»
La «resiliencia» o cómo superar la adversidad. Nadie se libra de las desgracias, lo que no significa que vivir sea sufrir. El psiquiatra Luis Rojas Marcos sostiene en «Superar la adversidad. El poder de la resiliencia» (Espasa) que la capacidad de sobreponerse es innata. Una tragedia no se olvida, dice, pero se supera.
SUSANA GOLF
VALENCIA El psiquiatra Luis Rojas Marcos (Sevilla, 1943) lleva 17 años participando en el maratón de Nueva York, donde vive desde hace más de cuarenta años y trabaja como director médico de tres hospitales. Estaba a los pies de las Torres Gemelas el 11-S. Por eso sabe de que habla cuando lo hace de los mecanismos humanos para enfrentarse a la adversidad. Ayer pasó fugazmente por Valencia para promocionar su último libro, camino de Murcia, donde iba a impartir una conferencia.

«La vida es un valle de lágrimas», «Lo que no te mata te hace más fuerte». ¿Acaso venimos a este mundo a sufrir?
Esa idea me hizo pensar. Hay personas que sacan de la adversidad algo positivo porque descubren en ellos mismos una fuerza que no creían que tenían. ¿Es el sufrimiento en sí o es la lucha contra el sufrimiento? En mi opinión, el sufrimiento en sí no nos hace más fuertes. Luego es la capacidad de superación. Todos tenemos un límite. Cuando se estudian las personas que han sufrido grandes tragedias, por lo general las que la sufren por primera vez tienden a superarlo más que las que han sufrido otras anteriores. Los estudios sobre las víctimas del 11-S demuestran que las personas que antes ya habían perdido algún ser querido o se encontraban en proceso de depresión o los inmigrantes recientes han tenido más dificultades a la hora de superarlo que las personas para quienes aquel fue el primer golpe. Aquí, por motivos culturales, religiosos, el sufrimiento se ha glorificado; para ir al cielo hay que sufrir. En la cultura estadounidense es lo contrario. Los creyentes en EE UU piensan que quienes son felices tienen más posibilidades de ir al cielo.
Consideramos a los que se crecen ante las adversidades son héroes. ¿No nos podemos permitir derrumbarnos?
La mayoría de las personas tiene la capacidad de superar las adversidades. Pero hay un sufrimiento normal. Uno de los mensajes del libro es desmitificar el mito del héroe. Vivimos dos o tres adversidades cada uno. Pero resistimos. Si no, ¿cómo explicar que cada día somos más? Algo deberemos estar haciendo bien.
La pervivencia de la especie dice que es en parte por la «resiliencia»...
...esa mezcla de resistencia y flexibilidad que tenemos todos.
¿Con la «resiliencia» se nace o la «resiliencia» se hace?
Las dos cosas. El componente genético es importante. Cada día estoy más convencido que los genes juegan un papel fundamental en nuestra forma de ser, aunque no lo es todo.
Entonces, ¿la resistencia se puede trabajar?
Se puede trabajar pero no quiero dar yo la impresión de que uno tiene que estudiar la «resiliencia». Tener conexiones afectivas nos ayuda a superar la adversidad. Pero a lo mejor a alguien no le va. Cambiar eso cuesta. Hay que estar convencido, e invertir tiempo y dinero en psiquiatras. Allí tenemos un chiste con el que aquí nadie se ríe: ¿Cuántos psiquiatras hacen falta para cambiar una bombilla? Solamente uno, pero la bombilla tiene que querer cambiar.
¿Hay personas, sociedades y sexos más «resilientes» que otros?
La mujer para empezar vive un promedio de siete años más. Más niños mueren en el parto que niñas. En los infanticidios el niño tiene más posibilidades de ser asesinado por sus padres que la niña.
Factores genéticos. En cambio, cuando es al revés, como en el «tsunami» de 2004 que mató más mujeres que hombres, es ambiental, porque ellas no sa-bían nadar.
Exacto. Lo que está claro es que hay personas que son más resistentes que otras. Y sociedades, probablemente. Las más avanzadas, donde las personas están acostumbradas a tener control sobre su vida, más van a resistir. La persona que piensa yo puedo hacer algo lo va a intentar más que la que piensa que sea lo que Dios quiera. Yo prefiero volar con un piloto optimista.

«El 11-S y el 11-M quebraron la idea de invulnerabilidad»
Hay desastres provocados por humanos y desastres naturales. Y estos últimos parecen cebarse más con las sociedades menos desarrolladas.
No es lo mismo un terremoto en Haití que en Los Ángeles, donde la ciudad está preparada y los edificios se construyen a prueba de terremotos. Las sociedades poderosas y ricas sobreviven más en una desgracia de este tipo.
¿Eso es justamente lo que quebró el 11-S?
La idea de la invulnerabilidad, absolutamente. Aquello fue algo inimaginable, las grandes tragedias eran siempre fuera de Estados Unidos.
Ese tipo de catástrofes, como el 11-M en España, marca también otros dos tipos de adversidades: colectivas e individuales.
La tragedia producida por un ser humano es más difícil de superar que la causada por la naturaleza. Crea más incertidumbre y más sentido de vulnerabilidad. Cuando es un desastre colectivo, el sentimiento de universalidad es reconfortante. El aislamiento de la víctima es tremendo: la mujer violada que llega a su casa y le dicen algo habrás tenido que hacer para que te violen. Si te pasa a ti, el impacto es mayor que si le pasa a otro, pero el 25% de los estadounidenses que sufren estrés postraumático no fueron víctimas, sino testigos. Tenemos capacidad de compasión desde los dos años. El paso siguiente a la compasión es la empatía. No sólo nos sentimos mal porque tú estás sufriendo, sino porque me he puesto en tu lugar.
Así no vivimos en una sociedad tan egoísta como parece.
No. El 11-S, el 11-M, impactaron a gente que lo vio por la tele, porque pensaron «podía haberme pasado a mí».
Fuente: http://www.levante-emv.com/sociedad/2010/07/16/sufrimiento-fuertes-lucha-sufrir/723129.html

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