miércoles, 7 de julio de 2010

El modelo LINC: una estrategia colaborativa para la resiliencia comunitaria

Landau, J. Sistemas Familiares, 20 (3), 2004; www.e-libro.com
El modelo LINC: una estrategia colaborativa para la resiliencia comunitaria#
Judith Landau*
Este artículo describe el modelo LINC para la resiliencia comunitaria basado en el
enlace de sistemas humanos [Linking Human Systems]. Provee de un marco teórico para
la iniciación y el sostén del cambio en comunidades que han experimentado una transición
o una pérdida inesperada y abrupta. Propone que: 1) las comunidades pueden superar la
pérdida y el trauma accediendo a sus fortalezas individuales y comunitarias; 2) los
profesionales convocados para asistir a las comunidades en momentos de fuerte transición
o de trauma deben ser sensibles y colaborar con sus miembros para facilitarles el
encuentro, en la comunidad misma, de los recursos necesarios para su recuperación; y 3)
para promover la sanación/recuperación de la comunidad es fundamental ayudar a los
miembros de la comunidad a construir y mantener la conectividad de unos con otros, con
sus historias compartidas y con los recursos comunitarios tangibles. Provee de ejemplos de
la aplicación de este modelo en diferentes países.
The LINC model: A collaborative strategy for community resilience
This article describes the Linking Human Systems (LINC) Community Resilience
model, a theoretical framework for initiating and sustaining change in communities that
have undergone sudden or unfortunate transition or loss. I argue that: 1) By accessing
their individual and collective strengths, communities can overcome loss and trauma; 2)
Professionals who are called upon to assist communities in times of major transition or
trauma must be sensitive to and collaborate with community members to draw upon
resources that are available in the community; and 3) Helping community members build
and maintain connectedness with one another, with their shared histories, and with their
tangible community resources is essential for fostering community healing. This article
describes the model and provides examples of its application around the world.
Fortalecimiento de la resiliencia: familias y comunidades como agentes de cambio
Las comunidades pueden experimentar crisis, fuertes turbulencias y catástrofes a
causa de una amplia variedad de circunstancias que incluyen la guerra, el terrorismo u otra
forma de violencia, el desastre natural, la opresión o inestabilidad política, el abuso
extendido de drogas, el SIDA y otras epidemias, la urbanización y el aislamiento de la
familia nuclear, la decadencia económica y la pobreza. Las huellas de la devastación que
deja este tipo de transición –rápida, inesperada e imprevisible, a veces acumulativa–
frecuentemente se extienden mucho más allá de los individuos más afectados (Landau,
2001a; Landau y Stanton, 2004; Landau-Stanton y Clements, 1993; Walsh y McGoldrick,
1991). En tiempos de estrés o trauma las personas tienden a aislarse, suelen quedar
desconectadas de los vínculos familiares y comunitarios que podrían ayudar a su
# Sistemas Familiares, 20 (3), 2004.
* MD, DPM, CFLE. Linking Human Systems, LLC & LINC Foundation, Inc. Boulder,
Colorado. E-mail: judithlandau@linkinghumansystems.com
Landau, J. Sistemas Familiares, 20 (3), 2004; www.e-libro.com
recuperación (Reilly, 2002; Reilly, McDermott y Coulter, en prensa); esta situación
provoca una disrupción en el trazado de los procesos de transición y afecta la delicada
conexión entre pasado, presente y futuro (Landau-Stanton, 1990). Las transiciones
culturales importantes, los desastres naturales y aun las transiciones naturales relacionadas
con ciclos vitales pueden causar “conflictos transicionales” en las comunidades, entendidos
como una asincronía entre la velocidad y la direccionalidad con que diferentes personas se
adecuan al cambio (Boss, 2001; Garmezy y Rutter, 1983; Figley y McCubbin, 1983a,
1983b; Landau, 1982; Landau-Stanton, 1990). En la dinámica entre devastación y
recuperación, es crucial la relación entre la magnitud de la sorpresa frente a lo inesperado o
la acumulación de estas situaciones traumáticas, y los recursos con que cuentan las
diferentes personas. Si la crisis es extrema o si los recursos no son suficiente para equilibrar
el estrés, esta asincronía puede precipitar síntomas disfuncionales como la depresión y la
tendencia al suicidio, la adicción, la violencia, el estrés postraumático y conductas de alto
riesgo que pueden resultar en HIV/SIDA (Landau, Griffiths y Mason, 1981; Landau y Saul,
2004; Landau-Stanton, Clements y Stanton, 1993).
La importancia de la reconexión, la recalibración y la continuidad de los rumbos
posibles en una transición es uno de los principios clave que surge del trabajo sobre pérdida
y transición (Landau-Stanton y Clements, 1993). Sabemos ahora que las personas que
pueden acceder a la resiliencia de sus generaciones anteriores –incluyendo ritos, fortalezas,
historias, guiones y temas de los antepasados– pueden reconectarse con sus propios
recursos y recuperar los trazados previos para afrontar estas situaciones, y encaminarse así
hacia los senderos que requiere la transición actual con una mejor comprensión acerca de
desde dónde vienen y dónde están (Landau, 1991, 2001b, 2002; Landau-Stanton, 1990;
Seaburn, Landau-Stanton y Horwitz, 1995). Efectivamente, las investigaciones indican que
los fuertes lazos sociales y de apoyo unidos a la conectividad con la familia de origen
pueden proteger la salud, en tanto la falta de estas mismas conexiones puede perjudicarla
(Boehmer, Flanders, McGeehin, Boyle y Barrett, 2004; Fisher et al., 2000; House, Landis y
Umberson, 1988; Landau, Cole, Tuttle, Clements y Stanton, 2000; Rankin y Fukuoka,
2003; Tuttle, Landau, Stanton, King y Frodi, 2004).
El modelo LINC para la resiliencia comunitaria
Frecuentemente, luego de experimentar acontecimientos de extremo estrés, las
comunidades encuentran dificultades para acceder a los recursos que podrían ofrecerles el
apoyo y la fortaleza necesarios para su recuperación (Hobfoll, 1998; Chemtob, 2002).
Cuando esto sucede, las iniciativas de apoyo mutuo facilitadas por profesionales entrenados
pueden mitigar los efectos de pérdida y trauma comunitario, permitiendo a las personas
apoyarse a sí mismas en su proceso de recuperación (Landau, 2004a, 2004b; Landau y
Saul, 2004).
La investigación y la práctica relacionadas con la salud mental reconocen desde
hace tiempo la importancia de identificar y desarrollar las fortalezas inherentes a los
individuos y las familias en lugar de sólo patologizar las debilidades (Attneave y Verhulst,
1986; Boss, 1991; Figley y McCubbin, 1983a, 1983b; Garbarino y Kostelny, 1996; Imber-
Black, 1986; Johnson, 2002; Landau y Saul, 2004; Seligman y Peterson, 2003; Walsh,
2003; Walsh y McGoldrick, 1991). El Modelo “enlace de sistemas humanos” para
promover la resiliencia comunitaria (Landau, 2001b, 2002, 2004a, 2004b) expande el
concepto de resiliencia al nivel de la comunidad. Defino a la resiliencia comunitaria como
Landau, J. Sistemas Familiares, 20 (3), 2004; www.e-libro.com
la capacidad de sostener la esperanza y la fe de una comunidad para resistir el trauma y la
pérdida mayor, para superar la adversidad y prevalecer, generalmente con un aumento en
los recursos, las competencias, y la conectabilidad entre personas y sistemas. El modelo
LINC supone que tanto las comunidades como las personas y las familias, son
inherentemente competentes y saludables; de modo tal que, con el apoyo y el estímulo
indicados, toda comunidad puede acceder a sus fortalezas individuales y colectivas para
trascender a la pérdida y el trauma.
La terapia del grupo familiar en transición: una base para el modelo comunitario
El modelo LINC para la resiliencia comunitaria evolucionó a partir de mi enfoque
de terapia familiar conocido como terapia familiar transicional1 –o terapia familiar centrada
en las transiciones– (Landau-Stanton, 1986, 1990; Landau-Stanton y Clements, 1993;
Horwitz, 1997; Seaburn et al., 1995). A continuación se delinean brevemente los cuatro
principios clave compartidos por la terapia familiar transicional y el modelo LINC para la
resiliencia comunitaria2:
–Competencia: La terapia familiar para afrontar las transiciones y el modelo LINC
para la resiliencia comunitaria consideran que las familias y comunidades son
intrínsicamente saludables y competentes (Landau, 1982; Landau-Stanton, 1986; Watson y
McDaniel, 1998). Los profesionales que trabajan con esta orientación teórica deben abordar
a individuos, familias y comunidades con la actitud de entender que son capaces de acceder
a recursos y de diseñar soluciones eficaces a sus problemas.
– Enfoque sistémico: La terapia familiar para afrontar las transiciones y el modelo
LINC para la resiliencia comunitaria adoptan una perspectiva sistémica, reconociendo que
para abordar eficazmente los problemas familiares y comunitarios, los terapeutas familiares
deben entender el contexto histórico y los sistemas sociales más amplios en los que viven
las personas (Auerswald, 1968; Boszormenyi-Nagy y Spark, 1973; Bowen, 1976; Byng-
Hall, 1991; Imber-Black, 1988, 1999; Landau, Griffiths y Mason, 1981; Landau-Stanton y
Clements, 1993; McDaniel, Hepworth y Doherty, 1992; Papadopoulos, Losi y Kuscu,
2004; Speck y Attneave, 1973).
– Mapeo: Los terapeutas que utilizan la terapia familiar transicional y el modelo
LINC para la resiliencia comunitaria se apoyan en una variedad de técnicas de mapeo para
la evaluación de las estructuras e historias de familias y comunidades, y para la
identificación de los recursos para la recuperación. Estas técnicas incluyen el genograma
transicional (Landau, 1982; Landau, Griffiths y Mason, 1981; Landau-Stanton, 1986,
1990; Watson y McDaniel, 1998) –una expansión del genograma original de McGoldrick
(McGoldrick, Gerson y Shellenberger, 1999)–; mapas geográficos y mapas sociológicos –
como el “mapa del campo de transición”, el “mapa de niveles multisistémicos” y el “mapa
de estructura piramidal” (para una descripción más detallada de estos mapas ver Landau,
2004b).
1 Este enfoque terapéutico, que empecé a desarrollar en mi investigación y práctica clínica
en Sudáfrica en la década de 1970, fue refinado junto con colegas de la División de
Programas Familiares de la Universidad de Rochester.
2 Para una discusión mas amplia de los principios teóricos de la terapia familiar transicional
y el modelo LINC para la resiliencia comunitaria ver también Landau (2004b).
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– Utilización de agentes naturales de cambio: Los terapeutas que emplean el
abordaje conocido como terapia familiar transicional identifican, capacitan, apoyan y
ofrecen coach a un miembro de la familia al que denominan “terapeuta de enlace”, quien
puede operar como un nexo eficaz entre el terapeuta y la familia o la red más extensa
(Landau, 1981, 1982, 2001a; Landau, Cole, Clements y Tuttle, 1995; Landau et al., 2004;
Landau-Stanton, 1986, 1990). De la misma manera, en las intervenciones comunitarias
LINC se reclutan miembros de la comunidad para funcionar como “enlaces comunitarios”
(Landau, 2001b, 2002, 2004a, 2004b). Tanto en los contextos familiares como en los
comunitarios, quienes operan como enlaces deben ser miembros respetados por el grupo y
capaces de observar la situación desde múltiples perspectivas.
Construcción de enlaces y conexiones: un abordaje colaborativo para la recuperación
comunitaria.
El modelo LINC para la resiliencia comunitaria es una estrategia colaborativa para
promover la resiliencia y la recuperación comunitaria. El modelo se basa en el principio de
que las comunidades son inherentemente competentes para efectuar un cambio positivo. Es
esencial que los profesionales convocados para asistir a comunidades en tiempos de
transición o pérdida mayor, trabajen colaborativamente con los miembros de la comunidad
para hacer visibles los recursos –tangibles e intangibles– que dicha comunidad posee
(Hobfoll, 1998; Klingman y Cohen, 2004; Kretzmann y McKnight, 1993; Laor, 2004;
Papadopoulos, 2002; Rojano, 2004). Uno de los aspectos más intangibles, pero central, de
este proceso es promover entre los miembros de la comunidad el sentido de conectividad
mutua, con sus antepasados y con las pautas cotidianas, rituales e historias que transmiten
significados espirituales (Imber-Black y Roberts, 1992; Reilly, 2000; Sluzki, 2003). Esto
implica que deliberadamente privilegiemos los temas relacionados con resiliencia y
conexión en lugar de los temas vinculados con vulnerabilidad y desconexión (Landau et al.,
2000; Suddaby y Landau, 1998).
Las intervenciones comunitarias desde el modelo LINC comprenden tres etapas
(Ver Tabla 1).
[Insertar Tabla 1]
El factor crítico para el éxito del modelo LINC depende del sostén de los "enlaces
comunitarios", los agentes naturales de cambio que proveen de una conexión crucial entre
los profesionales de la salud mental y la comunidad. Resulta más importante aún en
comunidades cerradas –como las comunidades sofisticadas y altamente educadas o las
comunidades formadas por familias extendidas tradicionales o clanes que no solicitan ni
dan la bienvenida a la intervención de extraños. Quienes operan como enlaces comunitarios
inician, mantienen y sostienen el cambio por mucho tiempo luego de la partida de los
“expertos” externos. El trabajo con ellos representa un respeto por la competencia y
fortaleza de la comunidad para la realización del cambio positivo y preserva intactas su
tradición, dignidad y privacidad.
Los enlaces comunitarios deber ser miembros respetados y confiables de la
comunidad que pueden comunicarse eficazmente con los líderes y demás miembros de la
comunidad, sus familias y sus sistemas naturales de apoyo. Deben ser flexibles respecto de
los asuntos comunitarios; no deben mantener alianzas con ninguna agrupación o coalición
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de miembros de la comunidad; y deben ser eficaces y no provocar resentimiento u
oposición en otras personas de la comunidad.
El modelo LINC considera a las familias como la unidad básica del cambio
comunitario. Por eso para realizar intervenciones LINC es central permanecer atento a la
manera en que la transición rápida e intempestiva afecta a las familias en la comunidad –
sus adaptaciones a las pérdidas, turbulencias y crisis, y sus rituales y pautas de
comunicación.
En lugar de crear estructuras artificiales de apoyo dentro de las comunidades, las
intervenciones LINC despliegan los recursos comunitarios existentes y dejan la toma de
decisiones en manos de los miembros de la comunidad. Los profesionales que facilitan
intervenciones comunitarias LINC (enlaces facilitadores) tienen la responsabilidad para la
provisión del contexto, el proceso y las competencias que permitirán que las comunidades
accedan a sus fortalezas y recursos. No asumen responsabilidad por las metas de la
comunidad ni por el contenido de las intervenciones de la comunidad. Su rol es breve y, de
varias formas, son consultores con relación al proceso, no al contenido; esto permite que se
retiren cuando la comunidad se aproxima a sus metas y/o se está recuperando del trauma.
Dado que este enfoque trabaja a través de enlaces comunitarios, permite que los enlaces
facilitadores forjen soluciones culturalmente apropiadas y sostenibles sin necesidad de
integrarse a la comunidad o invadir su privacidad.
Herramientas para el asesoramiento
Las intervenciones comunitarias según el modelo LINC utilizan varias herramientas
para la evaluación de los recursos y las historias de una comunidad. Las Figuras 1 y 2
presentan dos de estas herramientas: el mapa del campo de transición (Landau, 2004b;
Landau y Saul, 2004; Landau-Stanton y Clements, 1993) y el mapa de niveles
multisistémicos (Landau y Saul, 2004; Saul, 2000); ambos fueron usados en el contexto de
la iniciativa de asistencia frente a un desastre mayor en la ciudad de Nueva York
inmediatamente después de los ataques terroristas del 11 de setiembre de 2001.
El mapa del campo de transición es una representación esquemática de los
miembros de una comunidad, los problemas, recursos, acontecimientos, temas e historias
que existen en cada nivel de una comunidad, incluyendo los sistemas biológicos,
psicosociales particulares, de apoyo natural y artificial, culturales y ecosistemas. Este mapa
también resalta que cada nivel de una comunidad afecta a todos los demás. Provee una
plantilla para el diseño de intervenciones, incluyendo la selección de quienes operarán
como enlaces comunitarios y otros participantes en la intervención, el establecimiento de
metas, la identificación de tareas concretas y fácilmente alcanzables, la determinación del
cronograma, el horizonte temporal y los períodos de tiempo para el cambio, así como el
establecimiento de los responsables para las distintas tareas.
(Insertar Figura 1)
Un segundo mapa usado comúnmente en intervenciones comunitarias LINC es el
mapa de niveles multisistémicos. Este mapa examina cada nivel del mapa del campo de
transición –por ejemplo, los eventos y recursos comunitarios– de manera detallada. Ayuda
a elucidar los eventos problemáticos en la comunidad y ofrece una oportunidad para
explorar y generar diversas soluciones posibles [brainstorming].
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(Insertar Figura 2)
Finalmente, el mapa de estructura piramidal3 representa a todos los miembros de la
comunidad, incluyendo individuos, familias, escuelas, barrios, autoridades locales, líderes
políticos y profesionales. El uso de este mapa para el diseño de intervenciones comunitarias
ayuda a asegurar que todos los integrantes del sistema –incluyendo todos los sistemas
involucrados– estén informados e invitados, que no haya secretos, que la autoridad sea
otorgada donde resulte necesaria y que la intervención LINC aproveche las competencias
especiales y liderazgos disponibles en la comunidad. Este mapa es particularmente útil para
observar cómo se va progresando en el tiempo y asegurar que el esfuerzo de los enlaces
comunitarios llegue a todos los niveles de la comunidad.
Intervenciones aplicando LINC en distintos lugares del mundo
Las intervenciones utilizando el modelo LINC se han desarrollado con éxito en
distintas comunidades del mundo. A continuación se presentan y describen algunos
ejemplos:
Búfalo, Nueva York
En 1983 Caridad Católica de Búfalo, una gran organización de servicios sociales
ubicada en el oeste del estado de Nueva York, me invitó junto con mis colegas de la
División de Programas Familiares de la Universidad de Rochester a dirigir un programa
regular de formación en terapia familiar –que incluyera cursos, seminarios y supervisión
clínica– para los asistentes sociales avanzados. Después del período de formación de tres
años brindamos dos años de entrenamiento supervisado a estos terapeutas avanzados,
capacitándolos para entrenar a los cuatrocientos trabajadores sociales restantes de la
organización. En un congreso interno de la organización realizado durante este período,
algunos de los cien paraprofesionales que trabajaban con los casos concretos, hicieron notar
que no recibían suficiente apoyo y entrenamiento para su trabajo “en las trincheras”. En
colaboración con mi colega Meter le Roux4, desarrollamos un plan para la provisión de
entrenamiento en terapia familiar de un día por mes. En la primera reunión no lográbamos
que los trabajadores sociales hablaran. Con dificultad supimos que su trabajo los dejaba
terriblemente estresados. Trabajaban aislados, algunos en barrios muy peligrosos y otros,
por su propia seguridad, debían trabajar detrás de barrotes. Trabajaban de manera
extraordinariamente dura, apenas tenían contacto con sus supervisores y entre sí, y estaban
descontentos. Después del almuerzo del primer día, casi desesperada por encontrar alguna
manera de conectarme con ellos, les pregunté si había alguna actividad que disfrutaran;
respondieron que música y danza. Así, tomando como principio que necesitábamos
encontrarnos con ellos como fuera posible, pasamos las horas siguientes bailando. Y
entonces comenzaron a hablar sobre su agotamiento [burn out], revelando también que les
3 Este mapa y su uso se presentan en detalle en el manual LINC de resiliencia comunitaria
(Landau, 2001b, 2004b).
4 Actual Director del Entrenamiento en Terapia Familiar en el Departamento de Psiquiatría
de la Universidad de Rochester.
Landau, J. Sistemas Familiares, 20 (3), 2004; www.e-libro.com
molestaba pasar un día por mes en el entrenamiento porque no se les estaban reduciendo la
cantidad de casos a tratar. Con esta información más clara sobre la raíz de los problemas de
los paraprofesionales, decidimos adoptar una táctica diferente. Nos conformamos como
grupo para concurrir a los distintos barrios, caminando juntos por las calles para que todos
pudiéramos aprender sobre los problemas y el día-a-día de cada barrio. Nos reuníamos con
los grupos de operadores activos en los barrios y establecíamos una infraestructura que
permitía que los trabajadores de casos intercambiaran entre ellos información relacionada
con su trabajo. Después de dos meses empezaron a identificar por qué en ciertos barrios
continuaban las guerras relacionadas con la droga y por qué en otro se incendiaban
repetidamente las casas. El grupo descubrió una gran cantidad de factores que contribuían
con los problemas de los barrios. Por ejemplo, el estado había construido recientemente una
autopista que cortaba algunos barrios por el medio, separando a los nietos de los abuelos
que los cuidaban y supervisaban luego del horario escolar, y dificultando a las familias el
acceso a recursos tales como escuelas, clínicas, clubes para jóvenes y deportivos, y
servicios sociales. Estos barrios eran los que experimentaban más dificultades relacionados
con vendedores de droga, incendios intencionales, guerras entre pandillas y violencia.
Asimismo, se comprobó que el área con más alto nivel de suicidios era donde
recientemente se había cerrado un molino de acero, dejando a los residentes en la pobreza y
con sensación de impotencia. Para facilitar una mayor comprensión del estado de
adversidad de los diferentes barrios el grupo confeccionó un mapa de las historias
económicas y geográficas de cada uno. Al hacerlo se pudo ver con claridad absoluta cómo
la pérdida de empleo y la ruptura geográfica dejaron a la gente desmoralizada y vulnerable
a una amplia gama de problemas. La mayoría de los paraprofesionales del grupo vivía en
los mismos barrios afligidos donde atendían y repetidamente habían expresado que
anhelaban salir de sus propias comunidades. Sin embargo, en cuanto entendieron mejor a
sus propias comunidades, empezaron a querer permanecer en ellas y a sentir que podían
generar una diferencia positiva. También empezaron a apreciar que las comunidades que
parecían estar más allá de la esperanza, poseían recursos. Se dieron cuenta de que, con su
apoyo respetuoso, los miembros de la comunidad podían participar activamente en su
propia recuperación. A fin de año, cuando debían presentar su trabajo, se había producido
una transformación maravillosa. Trabajando como grupo habían confeccionado un
genograma viviente que ocupaba una habitación entera. Suspendidos del cielorraso con
perchas, ordenados meticulosamente en un patrón de calles y callejones, se ubicaban mapas
de los barrios, fotos de familias y negocios: una pintoresca representación giratoria de la
ciudad que habían llegado a abrazar. Caminaban por el genograma contando historias sobre
desarrollos en determinados barrios, de qué manera un barrio había organizado una reunión
comunitaria en la que habían logrado elaborar un plan colaborativo entre los líderes de la
comunidad y la policía (con quienes no habían tenido comunicación anteriormente) para
expulsar a los vendedores de droga, lidiar con las pandillas y recuperar sus calles, sus
hogares y su comunidad. Cuando concluimos el programa de entrenamiento para los
trabajadores paraprofesionales, Caridad Católica de Búfalo pidió que hiciéramos un
seguimiento dejando trabajadores sociales en la comunidad para ayudarles a lograr un
mejor entendimiento de los barrios y las circunstancias vitales de las familias con las que
trabajaban5.
5 Según Diana Greenway (2004), directora de Caridad Católica de Búfalo, el programa
sigue con éxito. Más de veinte años después de iniciar el entrenamiento de los trabajadores
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Provincia de Buenos Aires, Argentina
A partir de 1990 tuve la oportunidad de refinar el modelo comunitario LINC a un
nivel más amplio en la provincia –asolada política y económicamente– de Buenos Aires,
Argentina6. Luego de un prolongado período de severo desasosiego político en la
Argentina, un estudio a escala extendida había mostrado un aumento en la prevalencia de
adicción y HIV/SIDA en la Provincia de Buenos Aires (un área con una población urbana y
rural de doce millones de personas). Para contrarrestar estos problemas, funcionarios de la
salud nos invitaron a colaborar en el desarrollo de un programa radicado en la comunidad y
extendido a toda la provincia, focalizado tanto en la prevención como en la intervención.
En primer lugar entrenamos a profesionales y paraprofesionales en el uso de los protocolos
de evaluación y de intervención del modelo LINC. Luego desarrollamos encuestas pre y
post programa y usamos una serie de mapas para evaluar asuntos demográficos, actitudes y
costumbres, estructuras familiares y eventos importantes para las comunidades. Con
posterioridad a esta evaluación organizamos foros comunitarios, en cada uno de los cuales
estaba representado un sector transversal de la población. En ellos, los miembros de la
comunidad (en ocasiones hasta 5000) desarrollaron su propio concepto de resiliencia
usando palabras como confianza, fe, seguridad, esperanza, lealtad, espiritualidad y
sobrevivencia. Siguiendo las pautas de los protocolos LINC se dividieron en pequeños
grupos de discusión, cada uno representativo de un sector transversal de la comunidad.
Cada grupo desarrolló metas abarcativas para el futuro, conteniendo las establecidas por el
ministerio pero también agregando varias que ellos mismos confeccionaron. Luego los
grupos trabajaban como equipos colaborativos para seleccionar sus enlaces comunitarios:
personas de su propio grupo que gozaban de su confianza y con quienes se podían
comunicar fácilmente, personas que pensaban que serían buenos líderes o enlaces entre su
comunidad y nosotros como profesionales externos. Luego identificaron las tareas
alcanzables, acordes con sus metas, y organizaron grupos de trabajo para realizarlas.
Algunas de las actividades y grupos que se desarrollaron en distintas comunidades de
Buenos Aires incluyeron: una asociación de policías, docentes, padres y miembros de la
comunidad para lograr la expulsión de los vendedores de droga de los barrios; apoyo para
una organización oficial existente, Padre a Padre, diseñada para la atención de padres cuyos
hijos luchaban con problemáticas relacionadas con abuso de sustancias y adicción (esta
organización creció y se difundió por toda la nación); un programa vespertino de
alfabetización, entrenamiento en negocios, manualidades y un grupo social para fomentar la
integración de los hijos y familiares de los militares en la comunidad. En los dos años
siguientes hubo un incremento del 400% en la cantidad de jóvenes que ingresaron en
programas de tratamiento de problemas de abuso de alcohol o droga, la mayoría de ellos
apoyados en su tratamiento por miembros de sus familias.
sociales de Caridad Cátolica, el programa de entrenamiento continúa y prospera hoy,
usando los mismos métodos.
6 Trabajaba en la Argentina como Becario Fullbright –con M. Duncan Stanton, Ph.D.–
asesorando al Dr. Juan Yaria –Director de Adicción y HIV/SIDA en el Departamento de
Salud de la Provincia de Buenos Aires– en el desarrollo de servicios de prevención y
tratamiento de adicción y HIV/SIDA.
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Kosovo
Finalizada la guerra de 1999 en Kosovo, junto con colegas de la Cooperativa de
Kosovo para la Educación de Profesionales de la Familia [Kosovar Family Profesional
Education Collaborative]7 asesoramos al entonces emergente gobierno en la construcción
de sistemas de salud y de salud mental, estrechamente ligados a la cultura y sustentados en
las fortalezas de la familia, la comunidad y la cultura (Agani, 2000; Agani, Cardozo,
Vergara y Gotway, 2000; Pulleyblank-Coffey, Griffith y Ulaj, en prensa; Weine y Agani,
2002; Weine et al., en preparación). La meta inicial fue el desarrollo de una iniciativa de
entrenamiento basada en la provisión de servicios y dirigida al establecimiento de un grupo
colaborativo de profesionales de Kosovo entrenados en enfoques familiares y sistémicos.
Nuestra tarea consistió en preparar a estos profesionales para trabajar con familias de
Kosovo y con sus comunidades en el establecimiento de sistemas sustentables de
prevención e intervención. Dado que la cultura enfatiza la importancia de la familia
extendida y la comunidad, todo el diseño se basa en las fortalezas de la gente, considera a la
familia como la unidad de cambio más importante y a las comunidades como unidades
primarias de prevención y atención. Adhiriendo a la creencia en las fortalezas de la familia
(Landau-Stanton, 1986; Walsh, 1998, 2002, 2003) y al principio central de resiliencia
comunitaria inherente del modelo LINC, todos los servicios están integrados en las
comunidades y las comunidades participan en el diseño de los sistemas de atención y
prevención. Como resultado, las competencias y resiliencia inherentes de los individuos,
familias y comunidades, y su herencia cultural están movilizadas y vemos la emergencia de
un sistema de salud y de salud mental auténticamente fundado en la resiliencia y a punto de
desarrollar mecanismos eficaces para enfrentar trauma, duelo y pérdida, violencia, adicción,
HIV/SIDA y otras enfermedades físicas y mentales graves y crónicas.
Hualien, Taiwan
En el año 2001, después de una serie de terremotos y diluvios devastadores, fui invitada a la
Universidad Budista Tzu Chi para ayudar en el establecimiento de un centro para
catástrofes8. Los desastres habían precipitado un aumento del 60% en depresión y suicidio,
y gran parte de la población recibía tratamientos psiquiátricos relacionados con ansiedad,
depresión, tendencias suicidas y psicosis (Lee, 2002). Como parte de esta iniciativa enseñé
cómo fortalecer la resiliencia y la salud de individuos, familias y comunidades en
momentos de trauma a un grupo de terapeutas de salud mental y miembros del cuerpo de
profesores de la facultad de medicina, estudiantes de posgrado y de pregrado. Los
estudiantes se ocuparon de que en el tramo de práctica clínica del curso participaran
miembros de la comunidad. Entre ellos hubo miembros de un grupo minoritario que
residían en una isla cercana a la costa y en la región costera próxima a esa isla. Luego de
los terremotos y las inundaciones de carácter catastrófico esta gente quedó completamente
7 Un programa iniciado por S. Weine, J. Rolland & F. Agani y apoyado por el Fondo de
Emergencia para Kosovo, la Academia Americana de Terapia Familiar, la Universidad de
Illinois, Chicago, la Universidad de Prístina, la Fundación LINC (Linking Human Systems)
y el Programa Internacional para el Estudio de Traumas de la Universidad de Nueva York.
8 Simultáneamente trabajaba con el Ministerio de la Salud en el establecimiento de un
centro nacional para catástrofes.
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aislada; muchos desconocían el paradero de los miembros de sus propias familias. En el
pueblo más cercano, había una actitud generalizada a considerarlos “diferentes” y a
entender que podían e iban a encontrar su propio camino, y que no necesitaban ayuda de
extraños. Los terapeutas que trabajaban con ellos expresaban que ellos mismos luchaban
con la dicotomía “nosotros/ellos”. Conduje un ejercicio de evaluación con los terapeutas y
los miembros de la comunidad en el que ellos relevaban quiénes estaban desaparecidos. Un
ejercicio de juego de roles [role-playing] ayudó a terapeutas y miembros de la comunidad a
terminar con la dicotomía nosotros/ellos, a valorar recíprocamente sus tradiciones e
historias, y a entender el trauma desde la perspectiva del otro. Utilizando el mapa del
campo de transición identificaron las fortalezas y recursos disponibles en las familias y
comunidades y los traumas que habían sufrido. Este proceso, que enfatizó la naturaleza
colectiva de la comunidad, ayudó a contrarrestar la sensación de dicotomía entre quienes
pertenecían a una comunidad extendida familiar cerrada y tradicional, que nunca había
pedido ayuda externa, y quienes no habían sido seriamente afectados por los desastres y les
había resultado fácil distanciarse apoyados en su sensación de superioridad de clase o
cultural. Pronto, los grupos empezaron a desarrollar metas y estrategias comunes y a formar
grupos de trabajo para implementar esos planes. Por ejemplo, organizaron un grupo
constructor para reparar viviendas, grupos de niñeras para que apoyaran a las familias que
habían perdido sus abuelos con el cuidado de los niños, e instalaron un comedor para
abastecer a las familias que había perdido sus viviendas. El proceso de desarrollo de estas
metas compartidas y el diseño de su implementación posibilitó una conexión entre los
grupos. Se trabajó la fractura reconstruyendo un sendero que recuperara la posibilidad de
transición, para trazar ese sendero transicional que –ensombrecido por un aparente abismo
cultural– había quedado cortado como consecuencia de los desastres naturales. El conflicto
transicional, la asincronía en las respuestas de los diferentes grupos, empezó a calmarse y
una nueva comunidad, más unida y orientada hacia su restablecimiento, empezó a
generarse.
Conclusión
El modelo LINC para la resiliencia comunitaria describe un enfoque colaborativo en
intervenciones comunitarias. Tanto en el nivel filosófico como en el práctico, el modelo
reconoce la competencia inherente de la comunidad para encontrar su propio camino hacia
su curación. Adopta una perspectiva sistémica que considera a las comunidades como un
conjunto de redes sociales estrechamente entretejidas e interdependientes. Este enfoque
sistémico implica que los intentos por realizar cambios en comunidades debe atravesar las
jerarquías comunitarias e involucrar tantas redes como sea posible –de la misma manera
que la terapia familiar transicional y los enlaces facilitadores que utilizan intervenciones
LINC, reclutan y entrenan a miembros confiables de la comunidad que denominan enlaces
comunitarios para atravesar los distintos niveles de la comunidad (desde la gente común
hasta el nivel oficial). Así, los enlaces comunitarios funcionan como agentes naturales del
cambio en la comunidad; su rol central asegura que la comunidad es "dueña" de sus
soluciones y recibe el crédito por el cambio, maximizando la probabilidad de que el cambio
se sostendrá a lo largo del tiempo.
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Tabla 1: El proceso LINC de intervención comunitaria en detalle
Etapa 1: Reuniones con las comunidades afectadas
• Asegurar la invitación y el permiso.
• Confeccionar un mapa de la comunidad.
• Asegurar la cooperación y colaboración a través de todos los componentes de la
comunidad (utilizando el mapa del campo de transición, el mapa de los niveles
multisistémicos y el mapa de estructura piramidal).
• Establecer metas claras.
• Derivar tareas realistas y realizables.
• Establecer y asignar grupos de trabajo sustentables.
• Establecer períodos claros de tiempo para cada tarea y meta.
Etapa 2: Reuniones semanales y mensuales de los grupos de trabajo
Nuestro rol en las reuniones de los grupos de trabajo comprende numerosas actividades
detrás de escena:
• Asistir en la coordinación de los grupos de trabajo, luego retirarnos al rol de
observador.
• Asegurar la continuidad de los grupos de trabajo a través de representación
comprensiva en cada grupo, evitando líderes espurios.
• Facilitar la dignidad individual, familiar y comunitaria.
• Construir sobre recursos existentes.
• Siempre que sea posible, usar agentes naturales de cambio para asumir roles de
liderazgo en comunidades y barrios.
• Asegurar que cada iniciativa esté directamente relacionada con las metas, las
orientaciones futuras y los mejores intereses de la comunidad.
Etapa 3: Creación y evaluación de un programa replicable de apoyo comunitario
Al facilitar las primeras reuniones en las comunidades y las subsecuentes reuniones de los
grupos de trabajo, nos esforzamos para construir un programa que:
• Responde a la crisis inmediata.
• Ofrece una variedad de programas interdisciplinarios y servicios de intervención en
situaciones de trauma.
• Desarrolla simultáneamente servicios familiares y comunitarios a largo plazo para
la prevención de las consecuencias de trauma (por ejemplo, abuso de alcohol y
sustancias, juego compulsivo, HIV/SIDA, depresión, tendencias suicidas y
violencia doméstica).
• Crea un plan exportable para estar preparados para futuras crisis o situaciones de
estrés prolongado.

Fuente: http://www.pdf-search.org/preview.php?url=687474703a2f2f7777772e6c696e6b696e6768756d616e73797374656d732e636f6d2f646f63732f4d6f64656c6f4c494e432e706466&fname=456c206d6f6465206c6f204c494e433a20756e61206573747261746567696120636f6c61626f7261746976612070617261206c612020726573696c69656e636961202e2e2e&country=other

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